Existen varias formas que utilizamos frecuentemente para denominar a los programas de actividades acuáticas para bebés: Natación para bebés, “matronatación”, o estimulación acuática para bebés, entre otras. La primera de éstas podría asociarse a la enseñanza precoz de las técnicas de nado. Consideramos que la denominación Natación para bebés, es utilizada por ser de fácil comprensión y de uso popular. Por otra parte, el segundo término se asociaría, según su etimología, a nadar en compañía de la madre, realidad que no se ajusta a nuestra experiencia. Nosotros nos inclinamos por denominar a esta actividad Estimulación acuática para bebés y las razones se explicitarán a través de los objetivos y metodología de trabajo.
Para establecer estos objetivos es necesario determinar a qué población está dirigida la actividad. En este aspecto tampoco existe consenso y las diversas teorías ubican el comienzo y la finalización del programa en el entorno de los dos a seis meses y los 24 y 36 meses respectivamente.
Nosotros nos hemos adherido a la teoría que marca el inicio de la actividad en los tres meses de vida por considerar que en esta etapa el bebé ya ha desarrollado en buena medida su sistema inmunológico, ha ganado peso y ha comenzado a mantener la cabeza en la posición vertical. La culminación del programa estaría indicada a los 24 meses y tiene como base la fase de desarrollo motor, social e intelectual en la que se encuentra el bebé. En todos los casos es necesario contar con la autorización escrita del médico pediatra.
Objetivos generales y específicos de la actividad
El objetivo general es que el niño disfrute moviéndose libremente en el agua, en interacción con sus acompañantes, con los docentes y con otros niños, de tal forma que la práctica acuática sea un elemento más en su formación integral.
Objetivos psicomotores: Reunimos éstos en lo que convenimos en llamar adaptación del bebé al medio acuático, a través de la aceptación del agua en los ojos, la boca y la nariz, el bloqueo respiratorio e inmersión, la flotación, la utilización de los miembros como segmentos propulsivos y la entrada voluntaria al agua. En relación a la seguridad y auto-salvamento, esta actividad promoverá la adaptación al medio de tal forma que el bebé no sienta temor frente a la fase inmersa, o que sea capaz de flotar o bloquear la respiración hasta ser auxiliado.
Para que la motricidad acuática aparezca formando parte del desarrollo motor del niño, debe existir la experiencia acuática; si ésta no existe, no supone una alteración en el desarrollo motor humano, sino un espectro más limitado de experiencias motrices. Los bebés poseen reflejos inherentes, que dejan de observarse en el transcurso de los primeros seis meses de vida, y que si son estimulados pueden conservarse. El agua le posibilita al bebé experimentar relajación, aprender nuevos movimientos, fortalecer la musculatura y aprender a controlar la respiración, aspectos que contribuyen a su desarrollo motor.
Objetivos cognitivos: El desarrollo cognitivo resulta de la interacción entre los niños y las personas con las que mantienen contacto, de aquí la importancia de la participación de los padres o de alguna persona muy relacionada con el niño en la actividad. Para el desarrollo motor y cognitivo se hacen necesarios los estímulos externos, que se pueden alcanzar a través de actividades estimulantes como el juego.
Objetivos sociales: Entendemos que la actividad modifica la conducta del niño, lo hace más independiente, con tendencia a explorar activamente el medio, favoreciendo la socialización. Se debe proponer la participación activa de los padres, la demostración de cariño y atención y el aprendizaje de formas seguras de estimular al niño. Se promueven las primeras interacciones sociales del bebé, permitiendo que se relacione con otros bebés, y con otros adultos.
Todos estos objetivos serán considerados a la hora de estructurar cada clase, y en relación a la importancia que se atribuya a cada uno, establecida de acuerdo a la planificación de clases. El tiempo que el bebé permanezca en el agua será determinado por el bienestar que manifieste en relación al medio y las actividades planteadas, y se deberá acudir a la percepción a fin de evitar experiencias desagradables.
También es importante la inclusión de materiales que permitan la exploración y la vivencia de experiencias motrices adecuadas al nivel de desarrollo del niño, así como la utilización de la música como instrumento de motivación y estimulación.
Incluimos actividades grupales que favorezcan la interacción social y actividades individuales, que respeten la etapa de desarrollo y de adquisición de las habilidades acuáticas por parte del niño. Sugerimos reunir en una misma clase a niños que compartan las características etarias; es por esto que proponemos la división en dos grupos: de tres a 12 meses aproximadamente el primero, y de 12 a 24 meses el segundo.
Estamos convencidos que la importancia del estímulo acuático en el bebé, reside en el desarrollo de una práctica educativa que sobrepasa la mera actividad corporal individual y se extiende a la relación entre padres e hijos, docente y demás participantes. Creemos que la estimulación en el medio acuático le brinda la posibilidad de experimentar vivencias motrices que solo son posibles a través de esta actividad y que si bien no provocan un desarrollo adicional a sus posibilidades, sin duda aseguran un estímulo invaluable en su desarrollo integral.
Autor: Natalia Torres (Plaza de Deportes de Uruguay)